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Foto del escritorLinamaria Ordoñez @lotopsicoterapiaonline

Extrañar es tener la certeza que se amó con el alma

En una semana cumplo nueve meses de haber dejado mi país, mi familia mis amigos, mi cultura, mi idioma. Para muchos la suma de los aproximadamente 240 días que llevo lejos no son nada, para mi lo han sido todo, ¡nunca había pasado tanto tiempo lejos de mi tierra!

A este hermoso país llegué por razones laborales y del corazón. Dicen que el amor no tiene nacionalidades, bueno, yo descubrí mi amor en un polaco hace unos años y este capitulo del libro de nuestra historia se está escribiendo aquí, a miles de kilómetros de Colombia, para ser exactos a 9,932.


Los primeros dos meses fueron muy difíciles, aún no me creía que estaba acá. Jamás había sentido la impotencia de no entender lo que la gente decía, de no poder comunicar lo que quería, de tener que depender del traductor de mi celular o de mi novio para poder manifestar cualquier tipo de necesidad o deseo.


Muchas cosas he aprendido en estos once meses, (cosas que espero compartirles de ahora en adelante en este Blog), una de ellas ha sido entender que no me debe causar angustia sino tranquilidad el sentimiento de extrañar.


Creo que la cantidad que extraño a mi país, familia y amigos es proporcional al amor que les tengo, eso quiere decir que cuando lloro, trato que sea un llanto desde el amor. Es que no todos se dan el lujo de decir que aman con el alma.


Muchas veces siento un vacío en el pecho, después de un largo y no tan positivo día, un vacío en el que solo quisiera ir corriendo a abrazar a mi abuela o estar con mi hermanas, salir con mis amigos, disfrutar de la compañía de mi papá o simplemente entender lo que dice el de la tienda. La realidad es que no puedo, la vida me dio una oportunidad increíble de conocer una cultura particularmente especial y de entender de una vez por todas que la soledad no tiene absolutamente nada de malo, ¡estar conmigo debe ser suficiente!

En este tiempo se han fortalecido las amistades verdaderas, se han ido desvaneciendo las blandas, he clarificado mi misión de vida, he entendido la importancia de agradecer, de vivir la emoción como venga, he aprendido a amar.


Sé que los malos momentos de alguna manera seguirán llegando, que las crisis volverán, pero tengo claro que de mí depende como las voy a tomar. Bendita la crisis que destruye lo malo y pone semillas para que lo bueno pueda dar frutos, bendito sea el sentimiento de extrañar que me recuerda lo bello que es amar.


No sé cuando vuelva a ti, Colombia, por ahora no quiero que nunca olvides que te llevo impresa en el corazón. ¡ser colombiana ha sido el mejor regalo del cielo!

Familia y amigos, pronto nos veremos, que el amor siga uniendo lo que es imposible de separar.


Paula Vázquez.

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